Mostrando las entradas con la etiqueta Las delicias de leer y escribir. Mi mundo feliz. Vivir en el siglo XXI. Mis hijos. Mis alumnos. Escolaridad nuestra de cada día y un poco más allá. Mis amigos aquí. Argentinidad.. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Las delicias de leer y escribir. Mi mundo feliz. Vivir en el siglo XXI. Mis hijos. Mis alumnos. Escolaridad nuestra de cada día y un poco más allá. Mis amigos aquí. Argentinidad.. Mostrar todas las entradas

jueves, 9 de mayo de 2013

La palabras que se echan a correr al viento...



  Este mes la tengo con las palabras. No lo planifiqué. Salió así. Hay ángeles que me susurran palabras en sueños y las escribo porque algo nuevo se ha derpertado en mí.

  Ahora me enganché con Google+, un montón de gente echando a correr palabras o imágenes que hablan más que mil palabras en una red más de comunicación social.

  Con mi hija menor estuvimos estudiando el circuito de la comunicación, tema que yo estudié cuando comencé a recorrer los vientos que soplaron durante cinco años de estudios en el profesorado de inglés, un tramo intenso de mi vida porque amo la comunicación y los idiomas, pero tenía que elegir uno y fue el inglés por alguna razón que no viene al caso hoy.



  De acuerdo a la teoría de la comunicación que refresqué asistiendo a mi hija en sus estudios, quien la "aprendió" (?) a una edad mucho más tierna que su mamá y que muchos adultos que se comunican a diario ignoran, la comunicación se ha definido como "el intercambio de sentimientos, opiniones, o cualquier otro tipo de información mediante habla, escritura u otro tipo de señales". Todas las formas de comunicación requieren un emisor, un mensaje y un receptor destinado, pero el receptor no necesita estar presente ni consciente del intento comunicativo por parte del emisor para que el acto de comunicación se realice. Esto es clarísimo en las redes sociales de hoy. En el proceso comunicativo, la información es incluida por el emisor en un paquete y canalizada hacia el receptor a través del medio. Una vez recibido, el receptor decodifica el mensaje y proporciona una respuesta, aunque es claro como el agua que el receptor no decodifica el mismo mensaje que el emisor transmite, porque juega un enorme papel en esto la subjetividad, hecho que queda ampliamente demostrado en los comentarios que se reciben luego de haber transmitido un mensaje en un posteo en el blog o en cualquier otra red social. El receptor puede ignorar el mensaje, tomar sólo parte de el, interpretarlo según su cosmovisión, su biografía e historia vital, sus prejuicios o apertura mental, su idiosincrasia, su nivel de cultura, su estado de ánimo, su grado de comprensión y apreciación lectora, su concepto y estima del receptor o del tema abordado, etc.

  Pese a todo, el funcionamiento de las sociedades humanas y, yo agregaría, de un individuo en la vida, es posible gracias a la comunicación. En nuestros tiempos la comunicación se ha complejizado y potenciado exponencialmente, a punto tal que a veces nos satura y eso también afecta la respuesta del receptor. Cuando abrí días pasados mi escritorio Blogger, tenía 67 notificaciones de gente que se ha sumado a mis círculos. Hay personas que envían decenas de mensajes por día y mi umbral de procesamiento de comunicados se ve ampliamente superado y saturado por tamaña cantidad de mensajes, por lo cual he tenido que silenciar o quitar a algunos de estos emisores prolíficos. En este mismo instante, mientras escribo, me están entrando alertas de notificaciones en mi escritorio que debo ignorar para lograr emitir un mensaje más o menos coherente por este medio que adoro.

  Soy también conciente de que la extensión de mis mensajes supera y satura a muchos de sus potenciales receptores: lo bueno, si breve... Pero no está en mi naturaleza esa bondad. En eso, como aportó Víctor en su último comentario, "Soy creyente, pero no practicante", un fabuloso mensaje de Jesús Aguirre. Por otra parte me han entrenado como alumna y aún entreno a mis alumnos hoy para escribir textos que deben observar un determinado número de palabras que no suelen ser pocas. Esto que a mis alumnos les resulta un terrible obstáculo para desplegar su escritura, porque están acostumbrados a la brevedad y hasta a la parquedad, a mí me permite volar como un pájaro en el viento de las palabras para plasmar vivencias y opiniones que muchas veces terminan en disgresiones. Amo las disgresiones, aunque se penalicen en los exámenes que ayudo a aprobar a mis alumnos. Todo esto es lo interesante del uso de la lengua, de cualquier mensaje, en cualquier código o canal que se elija para enviarlo: nada es matemático. Si así fuese, definitivamente me habría dedicado a otra cosa.

  El código en estas nuevas redes sociales se me hace difícil de entender en algunos casos. Por código entendemos un sistema de signos y reglas, que por un lado es arbitrario y por otra parte debe de estar organizado de antemano. El proceso de comunicación que emplea ese código precisa además de un canal para la transmisión de las señales. El canal sería en este circuito el medio físico a través del cual se transmite la comunicación, y eso también me abruma: la cantidad de canales que nos bombardean con mensajes minuto a minuto. Podríamos agregar además el contexto situacional (la situación), en que se transmite el mensaje y que contribuye o va en detrimento de su significado. Todo muy rico y complejo, apasionante.

  A veces se reciben mensajes anónimos, es decir, el emisor no da su nombre. Me pasó el otro día en el blog y sin embargo entendí los motivos del anonimato que la última comentadora de esa entrada elegía y le contesté con gusto ya de madrugada. Otras, en cambio, el anonimato tras el cual se esconde el emisor es dañino y lastima por la naturaleza del mensaje: me ha pasado afortunadamente menos veces, pero duele. Se aprende hasta a leer entre líneas la identidad de un emisor de mensajes anónimos.

  Y finalmente están los rumores, mensajes llenos de significado pero cuyo emisor ha quedado opacado por los ecos del mensaje original a través de cientos o miles de códigos y canales. Esos mensajes suelen tener un fuerte asidero a pesar de su dudosa procedencia y veracidad. Por estos días se ha echado a correr el rumor de que tendremos otro corralito. El mensaje es alarmante a pesar de que no tengo dinero ahorrado en ningún banco.
  Y me sentí tan sacudida por este mensaje en forma de rumor que se ha echado a correr que logré plasmarlo de una forma totalmente novedosa para mí y quisiera compartirla en el blog también, ya que no ha tenido ningún receptor que le diera un +1 en Google+...¿Será por que no está bueno, no es gracioso, les cae gordo, les parece desubicado o qué? Espero receptores que respondan a mi mensaje. Gracias.
Tengo la planta del dólar Messi en casa, por si se viene otro corralito, como escuché por ahí…

La planta del dólar Messi, en venta en todos los viveros de la ciudad de Buenos Aires y alrededores. 
La única forma de conseguir verdes que no sean blue y eludir el cepo cambiario. 
La tengo en mi jardincito urbano, no debajo del colchón, de donde los chorros te la sacan cuando entran a tu casa endrogados y armados hasta los dientes. Ni en el banco, en una caja de seguridad, ya que depósitos en dólares no nos permiten hacer en esta democracia nuestra, y donde te hacen un corralito cualquier día de estos y chau verdes…
¿A cuánto cotiza en el mercado cambiario esta plantita?
A 32 pesos argentinos, es decir, 3,20 dólares Messi.
La alta es el euro y la bajita, nuestra depreciada moneda, pero devaluación no hay, eh...
Por si se viene otro corralito, también colgué claveles del aire de mi arbolito, ese que planté antes de tener un hijo, escribir un libro y donar un órgano, los cuatro mandamientos posmodernos.

Eso es para que, si efectivamente se viene otro corralito, aprenda a vivir del aire como las epífitas...
Después no digan que nadie les avisó...


A boca de jarro

Buscar este blog

A boca de jarro

A boca de jarro
Escritura terapéutica por alma en reparación.

Vasija de barro

Vasija de barro

Archivo del Blog

Archivos del blog por mes de publicación


¡Abriéndole las ventanas a la realidad!

"La verdad espera que los ojos
no estén nublados por el anhelo."

Global site tag

Powered By Blogger