lunes, 6 de junio de 2011

Pequeña gran obra de arte

   Y sí: no paro de comprar libros. El otro día me acordé de una lista que recomienda Jorge Bucay de libros que hay que leer al final de unos de sus libros. Y le hice caso. Empecé por adquirir "Palabras a mí mismo", de Hugh Prather, Editorial Nuevo Extremo.       
   Realmente económico: ¡qué belleza de libro! No sólo por el contenido en sí, que es audazmente introspectivo, autocuestionador y honesto, como a mí me gusta ser, sino además por la presentación. Desde el árbol que me fascina como ilustración de tapa, ya que como habrán notado, adoro los árboles, hasta el diseño y la tipografía de cada una de las páginas. Es una pequeña gran obra de arte. Comparto aquí unas líneas de diferentes entradas que el autor hace que me gustan, y me voy a tomar el permiso de darles un título, cosa que Prather no hace, pero estoy segura que no le molestaría, viniendo de una lectura receptiva:
 DE LA OPINIÓN DE LOS DEMÁS SOBRE EL HACER PROPIO...

                                              
                                                       
            Después de haber escrito este libro
            se lo conté a varios amigos.
            Su respuesta fue de lo más cortés y tibia
            Más tarde pude decirles:
            el libro será publicado.
            Casi todos dijeron:
            "estamos orgullosos de ti."
             Orgullosos del resultado, pero no de la acción.

             Todos menos yo, enjuician mi conducta
             hacia atrás. Sólo ven mis acciones
             encadenadas a sus resultados.
             Sin embargo yo actuo en el ahora.
             Después conozco los resultados.
             El único significado que otorgo a mis
             actos es que "son el reflejo de una
             parte de mí".                 Página 19.
   LOS PROCESOS Y LA METAS...

                                 
                                 
             (...) Gracias a que los resultados son impredecibles
             ningún esfuerzo de mi parte está condenando
             al fracaso. Incluso un fracaso no tomará
             la forma que imagino de antemano.
             Ante el futuro sólo puedo decir:
             "será interesante ver qué ocurre."
             La excitación, el rechazo y el aburrimiento
             presuponen un conocimiento de resultados
             que no puedo tener.

             Si trabajo pensando en una meta
             mi vida se convierte en un proceso.

             El arco iris es más bello que el resplandor
             que deja cuando se desvanece.
             El arco iris existe en el presente.
             Nunca al morir su color es
             tan hermoso como esperaba.

             Una parte de mí quiere escribir,
             otra quiere teorizar
             o esculpir
             o  enseñar...
             Si me forzara a un rol
             decidiendo hacer sólo una cosa en mi vida
             mataría extensas partes de mi ser.
             Reconozco que vivo en el presente,
             y hago lo que deseo hacer en cada momento
             y no aquello que decidí en el pasado.  Páginas 20 Y 21.

   SIN RUMBO, PERO EN MOVIMIENTO...

                                                     
             (...) Esta ausencia de rumbo puede inclinarme
             a la violencia, a un amor destructivo o al alcohol.
             Más que el logro, es la dirección la que
             infunde el sentimiento de progreso.  Página 23.


   SER EN EL HACER DESDE TODOS MIS ROLES Y DONES...

                                                             
            El deseo de ser más de lo que soy
            ha sido poderoso y permanente en mi vida.
            Es una resistencia a permanecer en un estado.
            Es un querer hacer más, aprender más,
            expresar más,
            crecer, progresar, lograr, expandirme.
   
           Siempre pensé que este impulso profundo
           se despertaba porque había algo fuera de mí
           que quería ser o hacer o poseer.

            He pasado gran parte de mi vida
            tratando de entenderlo.
            Actualmente sé que esta energía interna
            busca más allá de una pareja
            una profesión o una religión,
            va más allá del goce del poder
            o de la trascendencia, extrae lo mejor de mí,
            hace manar  de mi ser.      Página 24.
  
A boca de jarro

2 comentarios:

  1. El cielo es el límite, la mirada de los otros es por fuerza fraccionaria. Sólo se ven nuestras acciones como fotos en un álbum, falta el movimiento y no todos tienen el poder empático de comprehender con su mirada el proceso en que estamos inmersos. Prather es sabio y revelador al decir que los efectos de nuestras acciones son impredecibles, entonces démonos el permiso de liberarnos de filtros paralizadores que, provenientes de miradas desconectadas, nos hacen dudar de nuestras creaciones.
    Como dice el gran Almafuerte en Piu Avanti (...)ten el tesón del clavo enmohecido que ya viejo y ruín vuelve a ser clavo y no la cobarde intrepidez del pavo que amaina el plumaje al primer ruido (...)

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  2. ¿Quién si no vos vá a creer en mí?
    ¿Qué sería de mí si vos no estuvieras para darme vuelo, y qué sería de vos si yo no estuviera para dártelo a vos?
    Como leí ayer, entre Prather y "La enfermedad como camino", todo nuestro universo es polaridad, la ley de polaridad es una ley metafísica que rige a todo el universo. Y todo camino de evolución, crecimiento, sanación o redención lleva de la polaridad a la unidad. Y nosotros somos dos polos unidos. Si yo no dudo es porque estás vos para iluminar la sombra de mi duda. Y vos sabés que mi oración es:
    "Seré lo que he de ser y haré lo que de hacer. Todo lo que deseo y necesito hacer es ser fiel a mi propio ritmo", y aquí, otra vez, Prather.
    Y sí, entiendo que el viaje por el alma humana requiere de un pensamiento ágil, misericordioso,y que no todos son capaces de asumir el desafío de sintonizar con los procesos que escapan a este mundo material de logros tangibles y cuantificables, pero cuando viene de algunos, no puede dejar de dolerme.
    Gracias por estar y hacerme ver que la vida no es un problema a resolver, sino un misterio para ser vivido y develado.
    ¡Cómo me tenés con Almafuerte, Javier! ¿Yo, un clavo viejo y enmohecido? ¡Yo, un pavo cobarde? ¡Qué horrendas analogías para tu mujer! Pero comprendo tu falta de romanticismo... y agradezco el mensaje :)
    Fer.

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